El Budismo nos plantea una visión de cómo son las cosas, la visión de la realidad ¿Cómo es tu visión de la realidad? Una visión ansiosa ve las cosas amenazantes, las cosas son inquietantes, estresantes, sólidas, hay un miedo.
La respuesta a esta visión a nivel conductual son de huida y de ataque. La amigdala te obliga a actuar, capturada por la emocionalidad, la visión se vuelve reduccionista y estrecha.
Ser ansioso es lo que he cultivado, pero no es mi verdadera naturaleza. La meditación es un medio para observarse, ¿Qué fuerzas hay en mí y pasan a través de mi mente? ¿Qué hay más allá de esa ansiedad que a veces me captura?
Ejercitar la conciencia es la capacidad de abrirse a mí mismo más allá de estar capturado por la velocidad y las emociones, en mi interior hay algo que está fresco, pero uno deposita confianza en lo provisional. Es la capacidad de observarme a mí mismo más allá de estar capturado por la realidad. Hay dos corrientes de liberación actual: El activismo social y de liberación interior. Se combina muy bien en el Budismo comprometido.
Existe un fenómeno del pensamiento fugaz, que a veces uno de la nada empieza a sentirse ansioso, en realidad, uno no se da cuenta, pero a través de uno ha pasado en milésima de segundos un pensamiento ansioso.
Los pensamientos cambian el estado físico del cerebro. Los pensamientos son fenómenos, los químicos se reciclan si es que me relajo, pasa la tensión.
Si un pensamiento surge, tiene todo el derecho de surgir, pero a la vez uno quiere actuar, es difícil no intervenir, cuesta trabajo porque estamos determinados por rutas neuronales (tendencias). Por ello, es importante hacer una pausa para no se deje arrastrar por las tendencias.
Por ejemplo, me surje la cólera, observo la cólera, hago una pausa, espero y no actuo, solito comienza a soltarse hasta disolverse o simplemente ya no le das tanto peso y tienes una mirada más inteligente.
La ansiedad y la ira son caras de una misma esencia: La atracción y la repulsión, más allá de esos patrones hay espacio en la mente. Las experiencias de ira, frustración nos van doliendo y nos van cerrando, bloqueando, pero más allá de esas experiencias existe un espacio cálido, amoroso, una potencialidad más allá de un yo. Para las personas que se van cerrando, las experiencias de amor, cariño, afecto son como la medicina.